martes, 27 de febrero de 2018

¿ADIÓS A LAS CHOVAS PIQUIRROJAS DEL CASTILLO DE MONFRAGÜE?

Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). Castillo de Monfragüe (Cáceres). 14.10.2014 (J. Prieta)

Hace unos días se celebró en Monfragüe la 13ª Feria Internacional de Turismo Ornitológico de Extremadura (FIO), una cita a la que acuden miles de visitantes más o menos interesados en las aves silvestres. Supongo que muy pocos de tantos aficionados habrán echado de menos a uno de los vecinos alados más singulares del Parque Nacional. Hablo de la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), un discreto y escasísimo habitante que durante décadas ha mantenido una única pareja criando en el castillo de Monfragüe. Una solitaria pareja que para los pajareros locales representaba un ejemplo de resistencia al creciente turismo en Monfragüe, en concreto en el castillo  objeto de obras y adaptaciones que siempre olvidaron su presencia.

Chova piquirroja. Castillo de Monfragüe.
14.10.2014 (J. Prieta)
Esta pareja vivía todo el año muy alejada de otras poblaciones de chovas, con los núcleos más cercanos en Gredos (a 60 kms), Las Villuercas (a 65 kms) y Sierra de Gata (a 80 kms). Estas tres son ahora las únicas poblaciones de la especie en la provincia de Cáceres, constituyendo la pareja de Monfragüe otra población por si misma. El misterio es saber si durante tantos años (al menos 25), se trataba de dos longevos individuos o si hubo sustitución de ejemplares, que parece lo más lógico, a pesar que siempre hubo una sola pareja. El nido solían situarlo dentro de los muros del castillo, a la vista de los pocos curiosos que entre los aborregados turistas subían a la modificada torre del homenaje o se asomaban al interior de un torreón circular que tras adaptarse al turismo dejó de ser apto para nidificar. Sea por avatares naturales o por la presión turística, el caso es que en 2018 no nos constan observaciones de chovas en Monfragüe. En 2017 parece que ni llegó a criar, pues la última observación de una pareja se remonta al 31 de enero (Javier Prieta) y a lo largo de la primavera, regularmente hasta mediados de mayo, se avistó un solo ejemplar. Tras un verano sin citas conocidas, se vio de nuevo el 26 octubre (Neil Renwick), siendo la última observación registrada.

Esperemos que este adiós que da título a este artículo no sea definitivo y lo que queda de 2018 reporte alguna afortunada alegría en forma de sonoras chovas piquirrojas.

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