El morito común (Plegadis falcinellus) ha sido el último en sumarse a la lista de aves reproductoras en Extremadura, que alcanza las 205 especies. No es algo excepcional, pues desde el año 1998 ha sido descrita la reproducción de casi 30 aves nuevas; las más recientes, además del morito, son el tarro blanco (Tadorna tadorna), año 2011, y la garceta grande (Egretta alba), año 2010.
El lugar donde han nacido los primeros moritos extremeños es la tradicional garcera del Azud del Guadiana, junto al casco urbano de Badajoz. La colonia se asienta en una espesa maraña de sauces y fresnos de unas tres hectáreas. Según datos de 2011 (SEO/BirdLife, inédito), allí criaron unas 2.000 parejas de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), 80 de martinete (Nyctycorax nyctycorax) y 75 de garceta común (Egretta garzetta). En 2012 hubo al menos dos parejas de la escasa garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) y, en el entorno, probablemente una pareja de garza imperial (Ardea purpurea). El avetorillo (Ixobrychus minutus) es otro nidificante habitual; y está presente, pero sin llegar a criar, la garza real (Ardea cinerea).
Primer nido de morito común (Plegadis falcinellus) localizado en Extremadura.
Azud de Badajoz. Mayo de 2012 (Atanasio Fernández).
Lo cierto es que el 15 de abril de 2012 se observaron algunos visitantes inesperados: seis espátulas comunes (Platalea leucorodia) y una pareja de moritos. La presencia de espátulas fue fugaz, pues no volvieron a ser vistas. Pero los moritos decidieron quedarse. Así, un mes después, entre los días 18 y 20 de mayo se observaron 16 ejemplares y, lo más destacable, los dos primeros nidos (Juan Carlos Paniagua, Luis R. Hernández y Atanasio Fernández). A finales de mayo se cifraron en nueve las parejas que incubaban, aunque dada la precaria visibilidad de la colonia bien podrían ser más (A. Fernández, J. C. Salgado, Mercedes Rodríguez y J. C. Paniagua). Entre ellas había cuatro aves que portaban anillas, todas originarias de Doñana. La más veterana, nacida en 2004, era B[5RN]; B[7U0] nació en 2007 y las dos restantes en 2008: B[CNA] y B[85N]. En algunos casos, habían sido vistas en años anteriores en Huelva, Cádiz o Sevilla, pero nunca en Extremadura. Asimismo, la principal zona de alimentación de los moritos parecía situarse al oeste, en tierras portuguesas, en concreto en los arrozales de Alfarófia (Portugal), a unos 3,5 km del Azud, donde el 5 de junio de vieron grupos de 15, 4 y 3 moritos. También se tiene noticia de presencia en los arrozales del río Gévora, en territorio extremeño.
Sin embargo, cuando todo parecía ir bien, la colonia de moritos “desapareció” misteriosamente. Los días 14 y 15 de junio sólo se vio un ejemplar (anilla B[CNA]) aportando material a un nido no visible. El 17 de junio se localizó una bando de 30 moritos en Alfarófia (Portugal), hecho que sugería el abandono de la colonia. El día 29 de junio, de forma casual, se localizó un nido con al menos dos pollos, aunque posteriormente se confirmó que eran tres pollos los cebados por el adulto [CNA], posiblemente una hembra. Durante el mes de julio se siguió la evolución de esta nidada hasta que, finalmente, el 14 de julio se localizó un pollo capaz de volar. Días después, 21 y 22 de julio, se vieron cinco pollos en la colonia, lo que sugiere la presencia al menos de un segundo nido con dos pollos más.
Por tanto, el resultado mínimo de la primera reproducción de morito común en Extremadura ha sido: nueve parejas reproductoras, dos parejas con éxito y cinco pollos volados. Podría tratarse, además, del primer caso de nidificación en el interior ibérico, a falta de otra información de 2012 [NOTA. Con posterioridad se ha difundido la reproducción con éxito de una pareja de morito en las Tablas de Daimiel, Ciudad Real].
Primera familia de morito común (Plegadis falcinellus) observada en Extremadura. Un adulto (posible hembra, anilla W[CNA]) junto a dos pollos. Azud de Badajoz. Junio de 2012 (Atanasio Fernández).
El morito común ha sido hasta hoy un ave escasa en Extremadura, sin bien con observaciones cada vez más frecuentes, en paralelo al fuerte incremento poblacional en Doñana. Aquí se tienen datos de presencia desde el siglo XVIII hasta principios del XX, cuando dejó de criar como consecuencia de la persecución directa y la destrucción de su hábitat. La última cita, según J. A. Valverde, parece ser de 1909. Por fortuna, décadas después, en 1993 y 1994, se registró la cría de dos y una parejas, respectivamente, en la Albufera de Valencia, donde no volvieron a nidificar. En 1996 se estableció en los mayores humedales españoles: Doñana (7 parejas) y delta del Ebro (4 parejas), y en 1997 en las salinas de Santa Pola (Alicante, 2 parejas). En el delta del Ebro se alcanzaron las 119 parejas en 2007 y 15 en Santa Pola en el mismo año. Pero el caso de Doñana es espectacular, con 1.125 parejas en 2004, 3.643 en 2007 y unas 7.200 en 2011 (ver tabla; tomada de Máñez y Rendón-Martos, 2009).
La fuerte sequía del invierno 2011-2012 ha provocado una fuerte dispersión de moritos de Doñana, con observaciones por toda la península Ibérica, incluyendo el interior y la cornisa Cantábrica, y con citas de varios cientos en la Albufera de Valencia. En el caso de Extremadura, en noviembre de 2011 se observó la mayor concentración de moritos conocida: 70 aves en un dormidero de Madrigalejo (Cáceres), y en la primavera de 2012 comenzaron a verse pequeños grupos en zonas aptas para la cría, como los embalses de Arrocampo (Cáceres) y de Montijo (Mérida). En Arrocampo el máximo fue de diez ejemplares en marzo-abril, incluyendo dos anillados, ambos nacidos en 2011 en Doñana. En Mérida, la presencia ha sido más numerosa y constante, con un máximo de 24 moritos (Ángel Sánchez), varios anillados en Doñana, y ocupación del dormidero al menos hasta agosto.
Respecto al río Guadiana a su paso por Badajoz, hasta el año 2000 acumulaba la mitad de las observaciones extremeñas. Los primeros registros publicados se refieren a 2-5 aves vistas en octubre y noviembre de 1989 (C. de la Cruz y otros) y un ejemplar en mayo de 1990 (J. Hernández); abril (J. Gayo), junio y septiembre de 1994 (I. Galván); y abril de 1995 (S. Lozano). Más adelante, dos adultos de distinto tamaño, quizás macho y hembra, fueron vistos primero en un arrozal portugués el 25/06/1999, y después acudiendo durante semanas a dormir a la garcera de Badajoz (D. Rivera), con una cita el 15/08/1999 (J. L. Valiña). Además, los días 10/09 y 19/09/1999 se observó un joven (R. Morán y L. Sanabria). En época más reciente, en un prado del entorno del azud, se vio un morito entre los días 22 y 27/08/2010 (A. Fernández), y una pareja en el mismo prado el 03/03/2012 (J. C. Paniagua).
A todos los efectos, los autores del texto son Juan Carlos Paniagua y Atanasio (Nacho) Fernández, sobre los que recae el mérito del hallazgo de los primeros moritos nacidos en Extremadura. También han aportado observaciones Juan Carlos Salgado, Mercedes Rodríguez, Eva Palacios, César Clemente, Sergio Mayordomo y Luis R. Hernández. Mucha más información puede consultarse en "Desde mi chajurdo", blog personal de Atanasio Fernández, de imprescindible consulta por su extenso reportaje fotográfico y los detallados y amenos textos.
Bibliografía:
- Máñez, M. y Rendón-Martos, M. (Eds.). 2009. El morito, la espátula y el flamenco en España. Población en 2007 y método de censo. SEO/BirdLife. Madrid.
- Prieta, J. y Mayordomo, S. 2011. Aves de Extremadura, vol. 4. 2004-2008. SEO-Cáceres. Plasencia.
- Prieta, J. 2007. Aves de Extremadura. Volumen 3. 2001-2003 Versión digital. ADENEX. Mérida.
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