Águila pescadora. Embalse de Alqueva. Dos ejemplares juveniles liberados en 2015 sobre una plataforma de alimentación.
Por primera vez se ha constatado la reproducción de águila
pescadora (Pandion haliaaetus) en Extremadura, aunque existen testimonios vagos
y dudosos sobre posibles nidificaciones en el siglo XX (leer aquí). El suceso
ha tenido lugar en el embalse de Alqueva y es fruto de un proyecto de
reintroducción que se lleva a cabo en Portugal. Dicho proyecto se inició en
2011 y hasta 2015 ha recibido 56 ejemplares extraídos de nidos de Suecia
y Finlandia. Todos ellos se marcan con anillas de color verde y mantienen el
comportamiento migrador de las águilas escandinavas y tras las sueltas
estivales abandonan Alqueva, seguramente con destino a África occidental donde
pasan sus primeros años de vida. Los primeros retornos a Alqueva se constataron
en junio de 2014 (un ejemplar con anilla verde) y abril de 2015 (dos aves, una
en Alqueva y otra en el cercano embalse de Pedrógão). En
los tres casos parecían ser machos. Pero lo realmente interesante es la
nidificación ahora confirmada, aunque la información publicada es un tanto breve. Así, el 19 de julio de 2015 Luis Palma encontró un nido que presuntamente
había sido construido en 2015 por águilas pescadoras. En ese momento no pudo
ser confirmada la ocupación. No se tienen más noticias hasta el 30 de agosto
cuando Nicolás Durán (Agente del Medio Natural de Extremadura) e Isabel Asensio
observan una pareja de adultos cerca del nido, uno de los cuales captura un pez
con el que alimenta a un pollo posado dentro del nido. El nido está en un árbol
seco en el límite Extremadura-Portugal, pero probablemente en el lado español.
No se indica si las aves están anilladas ni cual puede ser su origen (podrían
proceder tanto del proyecto de Alqueva, como de Andalucía o incluso ser aves
silvestres, pues en Andalucía se han incorporado a la población reproductora
aves nacidas en Marruecos y Baleares y en Marruecos hay criando un ejemplar de
origen andaluz).
En la actualidad hay tres proyectos de reintroducción de esta
rapaz en la península Ibérica. El primero y más exitoso es el realizado en
Andalucía, comenzado en 2003 y donde en 2015 ha habido 20 parejas (18 nidificantes que sacan 20 pollos) tras liberar más de 120 ejemplares. El segundo es el aquí citado en Alqueva
(Portugal), iniciado en 2011. Y el tercero tiene lugar en el País Vasco, con 23
aves liberadas entre 2013 y 2014.
El águila pescadora desapareció como nidificante en Portugal en
2003, cuando dejó de verse el solitario adulto que ocupaba nido en la costa
vicentina del Algarve. En 2011 se iniciaron las sueltas en Alqueva, entre 2011
y 2014 se recibieron 44 aves de las cuales el 82% dispersó con éxito iniciando
la migración (las áreas principales de invernada están en Senegal, Gambia y
Guinea). En 2015, último año de liberación, se recibieron otras 12 aves, que el
11 de septiembre de 2015 ya habían abandonado completamente Alqueva. En 2015
también se ha confirmado la reproducción en la costa vicentina de Portugal (Algarve-Alentejo),
donde una pareja se instaló en otoño de 2014 en un territorio histórico. En
2015 se ha confirmado la cría de dos pollos, los primeros en volar en el
país vecino desde 1996 (foto superior: nido con dos adultos y dos pollos en 2015). Curiosamente, ninguno de los adultos porta anillas y se desconoce su origen.
Está claro que el gran número de aves
liberadas en el suroeste ibérico ejercen una poderosa atracción sobre otras
aves favoreciendo su asentamiento en la región. Por tanto estamos ante una
excelente oportunidad para fomentar la nidificación en Extremadura, pues hábitat adecuado en forma de embalses hay más que de sobra. La
instalación de torres de nidificación como las empleadas en los otros proyectos
es sencilla, aunque también hay sustratos naturales adecuados (como se acaba de ver en Alqueva). Quizás el mayor inconveniente sean las molestias a las aves en los embalses
extremeños, donde en la práctica y a pesar de las regulaciones se efectúan
todo tipo de actividades de pesca y navegación. Además de los bruscos cambios
de nivel del agua por uso para riego y producción eléctrica hacen que de
una semana a otra las islas queden unidas a tierra y sean accesibles a personas y predadores. Los nefastos resultados en la cría
de ciertas especies en embalses en los últimos años, sobre todo de la pagaza
piconegra, dejan muy claro que la protección es actualmente insuficiente.
Fuentes: