- La resolución aprobada por la Junta de Extremadura contraviene la legislación europea y nacional en materia de sanidad animal y especies protegidas
- No existe ninguna evidencia científica que demuestre que las aves necrófagas transmiten la tuberculosis ni la brucelosis bovina
Precisamente por la existencia de grandes poblaciones de aves carroñeras y por la falta riesgo en la propagación de enfermedades a través de ellas, es por lo que determinadas regiones de Europa pueden dejar estos restos para las aves. En este sentido la resolución extremeña, aprobada apresuradamente, no se ajustaría a la legislación europea sobre gestión de subproductos animales no destinados a consumo humano, ni a la legislación nacional sobre protección de especies silvestres amenazadas, contraviniendo un buen número de normas.
“SEO/BirdLife considera que la resolución de la DG de Agricultura y Ganadería de la Junta de Extremadura es precipitada e ignora la posibilidad de eliminar los subproductos de la caza mayor a través de muladares para aves necrófagas, una opción totalmente segura y de menor impacto para estas especies protegidas, lo que la convierte en la opción que obligatoriamente debería considerar la Administración extremeña, para cumplir los reglamentos y directivas europeas, y las normativas legales nacionales”, asegura Marcelino Cardalliaguet, Delegado de SEO/BirdLife en Extremadura.
En este sentido, la resolución que ordena la incineración de todos los restos de caza mayor en Extremadura no debería ser aplicada. Desde SEO/BirdLife se cree necesaria la aprobación de una normativa específica que ordene y regule la eliminación de estos subproductos de la caza mayor a nivel nacional, reconociendo el papel de las aves necrófagas como elemento colaborador en la tarea de gestión y eliminación de los subproductos cinegéticos y garantizando el cumplimiento de la legislación vigente en materia de protección de especies y de sanidad animal.
La situación con respecto a la incidencia de la tuberculosis bovina en la ganadería extremeña es grave y evidentemente exige medidas de control que permitan detener la progresión de esta enfermedad. Y por otro lado, parece haber evidencias contundentes sobre el importante papel que pueden tener los ungulados silvestres, en especial ciervos y jabalíes, en la propagación de la enfermedad entre la cabaña ganadera en extensivo.
Todo ello ha dado pie a la formación de un órgano de crisis, la Mesa de la Tuberculosis, donde la presión de los sectores ganaderos y las prisas de la Administración por tomar medidas contundentes que sirvan de analgésico, ha dado lugar a la aprobación de una resolución de la Dirección General de Agricultura y Ganadería que ordena la incineración de todos los restos de las piezas de caza mayor abatidas, den o no den positivo por enfermedad. Estos restos constituyen un recurso alimenticio fundamental para especies como el buitre negro, el buitre leonado, el águila real, el águila imperial ibérica o el milano real; aves carroñeras que eliminan los despojos con rapidez y limpieza, sin riesgo de transmisión aún en el caso de que hubiera algún vestigio de enfermedad en ellos.
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